domingo, 4 de septiembre de 2011
Poser
Década de los 80s, el Heavy Metal encontró un inesperado auge en ambas costas del océano, y así como los ingleses le dieron un estilo al metal, los americanos aprovecharon para adaptar este género musical a su cultura, más precisamente a la cultura de la ciudad de Los Ángeles, así es como una ola de rockeros empezó a llenar el Metal de fiestas, mujeres y todos los placeres que esta vida tiene para ofrecer. Esta tendencia americana se fue de mambo y poco a poco surgieron bandas que tenían como prioridad más vender tickets y ganar fanáticas que grabar canciones, es decir, se los consumió el “Show bussines” y la música terminó importándoles ya muy poco.
Para redimir tal situación, el rock se renovó con nuevos estilos que hasta ese momento fueron principalmente “underground” y es así como reinó el Thrash Metal y eventualmente el Grunge. Estas nuevas bandas aseguraban ser “autenticas” y “fieles” a la música, sin importarles demasiado el dinero o la fama, claro que como la nueva fórmula también dio frutos, muchos empresarios vieron en estos nuevos estilos una mina de oro y es así como de pronto bandas como Metallica y Nirvana empezaron a bombardear las radios, MTV y a ganar enormes cantidades de dinero, además que, algunas de estas bandas se adjudicaban el crédito de haber salvado el rock eliminando del mapa a aquellos artistas quienes consideraban como “posers”.
Yo personalmente hasta ahora nunca me he considerado rockero, metalero, punk, hippie ni nada parecido, pues tengo la facilidad de poder admirar diferentes estilos de música sin que me lo impida ningún tipo de prejuicio y sin que nadie me diga lo que debo o no debo escuchar. Pues en estas sub-culturas o tribus urbanas como les llaman últimamente hay un montón de códigos y principios que te exigen querer u odiar a determinados géneros de música y a determinados artistas.
Uno de los argumentos favoritos que usan estas tribus urbanas en contra de algún artista o banda es atacarla(o) de “poser”, usando un montón de argumentos que todos ellos manejan al pie de la letra, argumentos que atacan a este artista por salir en televisión, tener dinero, haber colaborado con tal cantante, etc. Esto me recuerda que nunca me he considerado rockero también por que para todas estas tribus la “actitud” siempre parece ser mucho más importante que la música, es decir que, le dan mucha más importancia al prestigio o la “reputación” del artista que a su obra.
Supuestamente el “poser” es quien se adjudica de ser punk, metalero, hippie, etc. Sin practicar las costumbres o los hábitos que profesa cada una de estas doctrinas, cosa que si podría reconocer como repudiable, pues, nunca me agradó la gente que pretende cambiar o fingir solo para encajar en algún grupo o movimiento.
Si eres punk ni hablar de tener videos en televisión, ropa cara, cuentas bancarias y salir con modelos. Si vamos a tomar aquel paradigma del punk rocker, pues entonces es totalmente comprensible que muchos punks hayan atacado en su momento a varios artistas que se la daban de punkeros y salían en MTV o en la alfombra de los Grammy’s. Un ejemplo de esto es el amado/odiado líder de “Green Day” Billie Joe Amstrong, tipo que se ganó el odio de aquellos denominados “verdaderos punks” o “true rockers” cuando el álbum de su banda titulado “American Idiot” se convirtió en un clásico del rock y lo llenó de fama mundial y montones de dinero, además que el tipo había cambiado su imagen de llevar cortos y remeras a vestir trajes de etiqueta en importantes eventos de la música.
Entonces si partimos de aquel concepto mencionado, este tipo realmente es un terrible poser, pues su imagen y estilo de vida no tienen nada en común con los verdaderos principios de un punk rocker, no obstante, a mi nunca me importó eso, pues, por más falso que sea el tipo, es y va a seguir siendo un tremendo compositor, y es eso lo que, al menos a mi, realmente me importa, pues su música es lo único que al final me termina llamando la atención, ya que, cuanto dinero gana el tipo, que tan famoso es o como se viste, la verdad me tiene sin cuidado.
Dentro del Metal los Thrashers destronaron a bandas como Poison a finales de la década de los 80s, pues “supuestamente” la imagen de Poison tenía poco y nada que ver con lo que el Metal realmente pretendía decir. Nuevamente usamos términos como “imagen”, como si fuese lo más importante, aunque convengamos que al menos, a diferencia del caso anterior, acá podríamos decir que si quiera los Thrashers se diferenciaban además por hacer un rock más duro y abordar otras temáticas en sus letras, ahí si podría ver una diferencia ya netamente artística y eso es bueno, aparte de que existen diferencias en cuanto al sonido y la estructura de las canciones, dándole mayor importancia al plano instrumental y a la potencia sonora, hasta aquí me parece una fenomenal idea y honestamente si busco potencia preferiría cien veces a Anthrax o Megadeth que a Poison.
No obstante, no todas estas nuevas bandas “autenticas” eran tan buenas en el plano de la composición o en el plano instrumental, pues honestamente existen algunas bandas de Thrash que escuché que realmente me aburrieron, pues terminaban pareciéndome demasiado monótonas, aburridas y ruidosas, por lo que en estos casos terminaría prefiriendo mucho más a Poison, banda que muy aparte de su look andrógino, letras “amigables” y frivolidades, tenía un tremendo gancho compositivo, pensado realmente para gustar y quedarse en la memoria, con un caché melódico que te atrapa y al cuál es realmente difícil oponer resistencia, y por más “bubblegum” que hayan sido sus canciones, escuchándolas con atención puedo darme cuenta de que eran en verdad unos músicos de puta madre, o al menos, cada uno realmente conocía y sabía manejar cada instrumento de modo muy profesional, sobre todo el guitarrista, un tipo muy groso.
Por más que la música de Poison y bandas afines no sea tan profunda o rebelde como la de otras, sus habilidades como compositores y músicos bastan para convencerme y transmitirme algo que otros ni con toda su agresividad o autenticidad muchas veces han logrado, bah… puede que a lo mejor, finalmente, tengo más afinidad por la música que hable de mujeres y festejarse la vida, y da la casualidad o no, de que en algunas ocasiones (como en el caso de Poison) se trata de una música de gran calidad.
Etiquetas:
cultura rock
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