domingo, 3 de abril de 2011
Costumbres Que te Desafían
Cada sociedad tiene sus propias costumbres y hábitos, estas costumbres pueden resultar fáciles de asimilar para algunos y pueden ser duramente criticadas por otros, hay quienes practican las pautas de su cultura disfrutando de estas o simplemente conformándose con imitar al resto, pero hay otros que cuestionas estas formas de actuar y a veces llegan hasta no aceptar comportarse como el resto de la gente en tales situaciones.
La cultura de una ciudad, país o pueblo a veces puede resultar muy diferente una de la otra, por esta razón puede llegar a ser chocante el llegar a un nuevo lugar y ver como se comporta la gente ahí, a veces logramos camuflarnos con estos grupos cuál camaleones desechando lo que éramos en un principio, pero en otras ocasiones nos es difícil aceptar estas costumbres que se practican a nuestro alrededor, ya sea por que contradicen nuestras creencias o simplemente por que no llegamos a entenderlas.
En esta sociedad que me rodea hay una variedad de costumbres que disfruto, comparto o que de última comprendo, pero hay otras que simplemente me cuesta entenderlas, a pesar de que no lleguen a afectarme a largo plazo, me resultan absurdas, ignorantes y anticuadas.
La famosa curiosidad de criticar todo aquello que aparentemente llama la atención o resulta raro, ya sea con inofensivos comentarios o críticas a niveles mayores, cosa que no es nada del otro mundo y tampoco es motivo para alarmarse, aunque debo de ser sincero, me parece curiosa esta pequeña “maldad” que tiene la gente con los demás y que se repite tanto que ya se consolidó como una costumbres que forma parte de la cultura popular.
“Talk Is Cheap” o “Hablar Es Barato”, reza el viejo refrán, y aparentemente acá la gente es fanática de disfrutar de este derecho. Si no me creen, les contaré un par de casos de los que fui testigo:
“Si te critican es porque te envidian, si te envidian es porque te admiran, si te admiran es que quieren ser como tú”.
Estaba una tarde a bordo de un minibús a unas cuantas cuadras de mi casa sentado mirando por la ventana, junto a mi estaban conversando un chico y una chica, una pareja quizás, pero bue… yo mientras tanto recordaba que cosas tenía pendientes para el resto del día, en ese instante para el minibús y se sube una muchacha muy linda vestida totalmente de negro, pero aparentemente lo más llamativo en ella resultó ser el hecho de que tenía al menos unos diez piercings en toda la cara. Antes de que lleguen los comentarios de los dos bocones sentados junto a mi (aparentemente muy asombrados por el look de la pasajera que acababa de subir), la mina se puso los audífonos sin darle mucha pelota a lo que sucediera a su alrededor. Yo seguía mirando por la ventana mientras escuchaba los comentarios de los dos curiosos de mi derecha: “mira esa chica debe de estar loca”, “pensar que hay gente así tan rara”, “que chistosa es esa chica, parece de una película de vampiros”, “en mi facultad hay un tipo que es así de raro y no habla con nadie”, “¿estos rockeros son medio diabólicos no?”, etc.
En realidad, los únicos posibles seres “diabólicos” a bordo del minibús aquella tarde eran justamente ellos, aunque claro, solo practicaban su pleno derecho de “libertad de opinión” y por lo visto estos dos ya eran unos expertos en cuanto a ejercer este derecho suyo, sin olvidar que también practicaban una costumbre (bastante fea) que a pesar de todo es “parte de una cultura”.
¿Les cuento otro caso? Bueno:
“Los espíritus mediocres condenan generalmente todo aquello que no está a su alcance”. (Rochefoucauld)
Una mañana estaba en un edificio y tuve que usar el elevador para llegar al consultorio del dentista, mientras estaba ahí temiendo que al llegar al consultorio el doctor me salga con la sorpresa de que me salió otra muela del juicio, todas las personas que estaban esperando el ascensor ingresan saludando con su acostumbrada falsa cortesía, pero cortesía al fin y al cabo, poco antes de que se cierre la puerta ingresa rápidamente una muchacha que no solo destacaba por su belleza sino que también llevaba un look totalmente oscuro, los labios pintados de negro y el rostro pálido. La tipa parecía ser tímida y reservada, por lo que al ver que se trataba de “un pan de Dios”, las dos turras que estaban detrás de ella vieron su oportunidad para reírse y destrozarla con sus comentarios en voz alta: “mira a esta loca, seguro tiene graves enfermedades mentales”, “esta tipa parece una muerta viva”, “¿y quién es esta estúpida que se cree bruja?”, etc, etc. Mientras tanto yo solo esperaba salir del elevador y dejar de presenciar aquel espectáculo tan denigrante donde parecía que las hermanastras malvadas del cuento se burlaban de la pobre Cenicienta.
En ese instante mi razonamiento y sentido común me permitieron pensar que, en aquel elevador estaban dos personas (aparentemente muy normales) con el derecho de criticar a otra (aparentemente muy “rara”), pero, gracias también a mi razonamiento y sentido común pude notar que estas dos personas eran unas ignorantes y que a lo mejor hasta le tenía envidia a una chica que era mucho más linda y que además tenía el valor de ser diferente.
“La envidia en los seres humanos muestra cuán desdichados se sienten, y su constante atención a lo que hacen o dejan de hacer los demás, muestra cuánto se aburren” (Arthur Schopenhauer).
Les dejo este par de historias y estos refranes para que ustedes mismos saquen sus propias conclusiones, sin ánimos de convencerlos de pensar como yo, ya que al fin y al cabo, las tradiciones y culturas, nunca se perciben de la misma forma, aún cuando algunos las adapten (sin si quiera cuestionarlas) mucho mejor que otros.
Para despedirme les dejo otra frase que siempre tengo en cuenta: “Se es lo que se es”. Frase que por otro lado supo decirla aún mucho mejor el gran Liam Gallagher: “You Got To Be Yourself, Yo Can’t Be No One Else”.
Dedicada para aquellos que se animan a ser tal cuál son y actuar como quieren aún cuando eso los ponga a prueba y tengan que bancarse la curiosidad y críticas de una “gran mayoría”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario