jueves, 21 de octubre de 2010

Fuegos de Oktubre


Octubre como todos los meses del calendario tiene sus fechas donde se conmemora una determinada festividad o algún evento importante que quedó en la historia.

En el caso de mi ciudad, Octubre es actualmente ya un sinónimo de una revolución, la que se suscitó un 2003 cuando tensiones económicas y políticas que se venían arrastrando desde Febrero, por fin estallaron y los resultados fueron atroces. Asuntos como el alza de impuestos, los hidrocarburos y las rivalidades entre la policía y los militares, coincidieron al unísono en un estallido de anarquía que condujo a una guerra civil en la ciudad del Alto y en un masivo saqueo en la ciudad de La Paz. Todo este combo de eventos finalmente concluyó con la renuncia del presidente de turno. Pese a que luego de estos eventos todo volvió relativamente a la normalidad, las secuelas del Octubre paceño de 2003 aún quedan y la mayoría aún recordamos como fueron las cosas cuando la gente se cansó de reclamar y colapsó, lo que desencadenó en que las autoridades poco a poco pierdan el control y todo el poder que tenían pase a manos de un pueblo en un estado de locura colectiva.

Al pensar en las revoluciones y todo su poder de convocatoria, una de las imágenes que viene a mi mente es la de las banderas rojas, la muchedumbre y los puños en alto de la carátula del disco “Oktubre”.

Oktubre es un álbum del grupo de rock argentino Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota. Editado en 1986, contiene algunos de los temas más emblemáticos de la banda, como “Jijiji”, “Preso en mi ciudad”, “Ya nadie va a escuchar tu remera” y “Motor psico”. Este disco es posiblemente el de mayor contenido ideológico explicito que haya hecho la banda. El título hace una clara referencia a la Revolución de octubre de 1917 que tuvo lugar en Rusia y que culminó con el derrocamiento del gobierno provisional, y la posterior creación de la Unión Soviética en 1922. La banda optó por esa combinación para hacer alusión y "homenajear" a las grandes revoluciones, utilizando la más emblemática del siglo XX. Las letras invertidas y el predominio del color negro y rojo en la tapa del álbum confirman el ambiente revolucionario que el disco muestra.

“Oktubre” es un disco donde también prolifera un eterno ambiente de rebeldía combativa y una oscura estética que glorifica todo el submundo porteño, tomando como fuente de inspiración una realidad urbana de la ciudad de Buenos Aires, desde las más perversas necesidades hasta una apología a la adicción a las drogas, sobre todo la cocaína. Claro que, todo retratado con la sutil poesía del Indio Solari, un cantante que encuentra su momento clave como poeta y letrista desenvolviendo todo lo mejor de su estilo característico. Por su parte, el guitarrista Skay Beilison registra algunos de sus más inolvidables y clásicos riffs de guitarra, que combinadas con las fantasías porteñas del Indio Solari, funcionan como un poderoso medio de transporte a las más intensas sensaciones.

El sonido del grupo dió un cambio total con respecto a su primer disco, un estilo frío y crítico, utilizando varias veces combinaciones raras y atípicas de acordes, un bajo eléctrico con influencia pop, y una combinación muy creativa de sonidos y tonos menores además de la colaboración de Daniel Melero en teclado y Claudio Cornelio en percusión.

La tapa del disco "Oktubre" estuvo a cargo del artista Ricardo Cohen (Rocambole), el recuerda una anécdota respecto a esta obra: "Esta es una tapa más conceptual. Las ideas salieron de una noche de fernet: el Indio veía banderas, multitudes. Primero iba a ser todo rojo y negro, pero cuando lo fui haciendo más abstracto le agregué el gris. La tipografía parece soviética al estar invertida una letra. Me resulta raro ver mis obras en remeras y tatuajes: la gente se apropió de cosas como el puño y la cadena, hechas en 15 minutos para un aviso."

La música de “Oktubre” que se empeña en escarbar con ingenio y elocuencia en los más prohibidos tabús sociales e individuales, es también una indicada musicalización para una fiesta tan criticada y condenada como Halloween. Como detalle adicional convengamos que la multitud de revolucionarios de la tapa lleva unos rostros siniestros y esqueléticos que recuerdan en buena medida a los Zombies de las películas de George Romero que deambulaban en grupos buscando a sus posibles víctimas.

En el caso de mi ciudad, Halloween se ha convertido en una fiesta más de exportación, que hace de esta mixtura paceña que se bate entre lo criollo y lo extranjero, algo mucho más interesante. Actualmente ya no es de extrañarse festejar algo tan tradicional como Todos Santos a la par del Halloween, una fiesta proveniente de Europa Occidental que desde que llegó al continente americano ha sembrado una buena cantidad de censura y desencanto que hace de esta fiesta algo aún más especial, quizás por que ha sido relacionada tantas veces con cosas como la brujería o la degradación de valores que, especialmente según las viejas generaciones, poco a poco van desapareciendo. “Oktubre” de alguna forma representa también eso, cambios, revoluciones y transiciones efecto de la globalización y tiempos que cada vez hacen de nuestro mundo algo tan distinto.

La Paz es un perfecto lugar para festejar Halloween, ya que nos encontramos en una estación del año donde proliferan las tormentas, la oscura neblina y los helados vientos que soplan cada noche, sin olvidar su diversidad en cuanto a creencias y costumbres que posibilita una festividad como esta, La Paz es también el perfecto lugar para las revoluciones sociales, pues es una caótica amalgama de culturas, ideologías, tendencias políticas e intereses. Es también un lugar perfecto para tomar un buen trago para calentarse en una fría noche escuchando algún temazo de “Oktubre” a todo volumen.

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