jueves, 3 de febrero de 2011

Un Romance De Película


A veces a la gente no es tan fácil tomarle el pelo, pues sucede que en ocasiones hay engaños o fraudes tan pero tan descarados que aquellos como yo que pese a no haber sido bendecidos por la naturaleza de gran intelecto incluso podemos desenmascararlos como pobres y desvergonzados intentos de vendernos una idea o una verdad.

El cine como fuente de entretenimiento más que como medio de información o fuente de aprendizaje es una de las industrias más poderosas de la economía norteamericana, y digo fuente de entretenimiento ya que repasando brevemente los blockbusters o películas más taquilleras podemos notar que un 99% de estas películas tienen como única función la de entretener y divertir un rato al espectador, dejando otros aspectos como la calidad narrativa o el realismo de los personajes a niveles muy secundarios.

Pero la realidad es así, la gente prefiere mucho más ver una película entretenida con impresionantes efectos especiales y explosivas escenas de acción onda Star Wars o Avatar, que una película que se esmere por contar una historia que refleje la naturaleza y realidad del ser humano.

Pero en el caso de películas onda Star Wars, Avatar, Terminator y demás la cosa es bastante comprensible pues de trata de films de ciencia y ficción, idea que está de maravilla, incluso admito que este es uno de mis género favoritos del cine, es más, siempre he sido un fiel fanático de la saga de Back To The Future.

Pero el cine como un reflejo de los dramas y verdades de la vida, muchas veces ha sido un muy pobre engaño, algunos de nosotros siendo niños (sobre todo los varones) hemos admirado las películas de Silvester Stallone y Arnold Swarsenegger (o como se escriba), donde podíamos entretenernos al ver a un rudo soldado como Stallone en Rambo tomar una ametralladora y acabar con un ejercito de 2000 soldados terroristas, o ver a Arnold voltear a la cámara para lanzarle una granada a la tropa que lo viene siguiendo provocando así una explosión en cadena que acaba con todo menos con el que alcanzó a correr y saltar al último momento.

Cosas así no podrían suceder en la vida real, tanto Arnold como Stallone no podrían haber durado ni 10 minutos de la película sin valerse de la famosa “magia del cine”, pero independientemente de géneros como el de acción o aventura, otro género cinematográfico que ha engañado a los más inocentes durante años y años es el del cine romántico.

Digo esto pues el cine de romance y las películas de amor algunas veces nos han mostrado cosas que son aún mucho más irreales que ver a Van Dame encarando solito a un ejercito de ninjas o ver a Jason morir unas 100 veces para volver intacto.

Así es, pues este es uno de los mayores fraudes de la industria del cine, comenzando desde la infancia, pues estoy seguro que un gran porcentaje de las personas que hoy somos adultas hemos disfrutado cuando éramos niños de las películas de Disney, ahí pudimos encontrar historias de amor muy inspiradoras que terminaban en un 100% con el famoso “y vivieron felices para siempre”, después de que dos personajes que son toda perfección se encuentran y se enamoran locamente uno del otro, concluyendo su historia cuando por lo general estos dos se van a vivir juntos o han derrotado al villano que les venía haciendo la vida imposible.

Esto ha creado ingenuamente en los niños y niñas conceptos como el de “amor eterno” o el famoso “final feliz” donde dos personas viven enamoradas por el resto de sus días, idea que por lo general terminan desechando al llegar a la adolescencia, ahí es cuando la famosa imagen del príncipe azul o el de la princesa que es la inmaculada perfección terminan en la basura.

Pero claro, al fin y al cabo son películas infantiles, no se les puede recriminar el querer dar un mensaje falso que tenga como único fin entretener y mostrarles a los niños y niñas un final positivo, ni modo que luego vayan a sacar la secuela donde vemos al príncipe salirse de joda todos los viernes por que ya está hasta las pelotas con su matrimonio y sus hijos o ver a la mina que estaba tan enamorada del “hombre de sus sueños” ahora abandonarlo por otro príncipe con un castillo más grande y que además posee más títulos de nobleza.

Si bien el entretenimiento infantil se alimenta principalmente de historias de fantasía y ciencia y ficción, pues muchos adolescentes también han caído en las falsedades del cine hollywoodense, como olvidar en 1997 cuando una película de James Cameron llamada “Titanic” se llevó toda la atención y todos los premios convirtiéndose en el film más taquillero de aquel año. Si bien la historia está basada en hechos reales, Cameron como estrategia publicitaria, decide incorporar la conmovedora historia de amor de dos jóvenes que se enamoran durante el viaje gracias a azares del destino. No voy a negarlo, la historia de amor está muy bien relatada, pero si vamos a comparar tal encuentro (por bello que sea) con la realidad, las cosas terminan muy pero muy lejos de la verdad.

En primer lugar, la mina era de la alta sociedad, tenía dinero y propiedades al por mayor y termina perdidamente enamorada de un pibe que no tiene donde caerse muerto ¿puede suceder esto en la vida real? Pues si, aunque tal “romance” duraría a lo mucho un fin de semana. Otra cosa, en un momento muy emocionante y dramático del film, Rose estaba a punto de salvarse del hundimiento del barco pues tenía un lugar en uno de los botes, sin embargo ella termina mandando al diablo su único chance a la salvación para correr a los brazos de su enamorado, ¿será posible tal cosa en el mundo real? Pues no, ya que la mina hubiese pensado primero en su futuro, estabilidad, profesión, amistades, dinero, salud, etc. Por lo que la mejor opción hubiese sido irse hasta los Estados unidos y ahí encontrar a otro pibe, no sin antes llorar al pobre Jack por un par de días. OJO! No digo que eso esté mal, pero dudo que exista una mina con un amor tan grande como para ahogarse y morir congelada en medio del océano solo por no abandonar al hombre que ama ¿suena lindo no? Pero tristemente no es así.

Por último, la película muestra a Rose como una mujer que pese a haber perdido al “hombre de su vida” continúa con sus estudios, sus amistades y su familia, pero siempre fiel a aquel amor del que nunca se pudo olvidar y siempre pensando en aquella persona que arriesgó su vida para salvarla, ¿en el mundo real alguna vez una mujer haría algo así? Lo más probable es que le guarde mucha estima y respeto al pobre muchacho por al menos unos meses pero luego busque otros romances y hasta vuelva a pisar un barco. Repito que nada de eso me parece malo ¿? Creo.

De todos modos quiero concluir que pese a estos métodos de marketing, es divertido entretenerse y emocionarse con aquellas fantásticas historias que podemos admirar en las películas, ya sean estas un fiel reflejo de alguna verdad o simplemente un cursi pero bello entretenimiento que nos permite conocer otra verdad o quizás otro mundo y por un instante escaparnos a un lugar donde las historias más increíbles son posibles.

“El cine no es un trozo de vida, sino un pedazo de pastel. Alfred Hitchcock.”


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