
El otro día miré nuevamente una de mis películas favoritas: “El Abogado Del Diablo” protagonizada por el genial Al Pacino, un actorazo de primera que resultó ser el perfecto candidato para interpretar al diablo en esta película. Personaje que al igual que la mayoría de sus roles que lo han hecho famoso (Scarface, Michael Corleone), en esta película se manda algunas líneas memorables, una de las que más recuerdo es una frase en la que habla refiriéndose al amor: “sensación no muy diferente a comer grandes cantidades de chocolate”.
Ya que en la película Pacino debía de interpretar al mismísimo demonio en persona, no creo que cualquiera de sus frases haya sido tomada a la ligera, y precisamente esta frase no suena tan desquiciada, aunque no voy a negar que sea graciosa escucharla la primera vez. Pero tal respuesta del Diablo surge a partir de la manifestación tan ingenua o conmovedora del abogado interpretado por Keanu Reeves “pero yo la amo”. Cuantas veces habremos de decir tal cosa para justificar alguna decisión nuestra, y pese a que por lo general se la decimos a una persona que no es el diablo (aunque quién sabe...) la respuesta vendría a ser más o menos la misma que el diablo le da en la película. Solo que la respuesta varía de un “cagateee che, olvídate de ella” a reacciones más románticas onda “tu corazón encontrará pronto un nuevo amor que llenará tus días de alegría”. En estos casos los amigos(a) se la suelen dar de psicólogos, poetas, filósofos o adivinos astrales.
No voy a empezar a pretender dar respuestas sobre lo que es y no es el amor, afortunadamente puedo afirmar que al menos logré experimentar y vivir aquel sentimiento, desde lo mejor y más gratificante que te puede otorgar hasta las más dolorosas y crueles decepciones que puede ocasionarte, tarde o temprano todo esto te sirve de mucha experiencia para crecer, madurar y a lo mejor ayudar a alguna otra persona con tu ejemplo.
El amor de mi vida puede ser una persona con quién me lleve a la perfección (lo cuál creo que es difícil) o puede ser alguien que me llene de sorpresas todos los días o alguien que simplemente quiera lo mejor para mi y se sienta feliz al saber que estoy bien sea donde sea.
Este amor puede ser fuerte y duradero, uno de los mejores ejemplos es la de un famoso cantante cuya relación de romance y amistad con una mujer duró por muchos años pese a que en todo ese tiempo tuvieron muchas diferencias y hasta permanecieron separados. Esta historia es la de Mary Austin y el cantante Freddie Mercury, quienes mantuvieron un noviazgo que luego se transformó en una amistad en la que Mary Austin se convirtió en la compañera y amiga de toda la vida del cantante Freddie Mercury.

Mercury y Austin mantuvieron una cercana amistad a lo largo de los años y el cantante se refería a ella como su única amiga de verdad. En una entrevista de 1985, afirmó: "Todos mis amantes me preguntan por qué no puedo reemplazar a Mary, pero eso es sencillamente imposible. La única amiga que tengo es Mary y no quiero a nadie más. Para mí, ella es como una esposa. Para mí era como un matrimonio. Confiamos en el otro, eso me basta". Mercury escribió muchas canciones sobre Austin, entre las cuales se destaca "Love of My Life". Este fue uno de los hits más exitosos del disco “A Night At The Opera” y alcanzó la fama en todo el mundo. Era tan favorita en los conciertos que Mercury dejaba de cantar frecuentemente para que la audiencia la cantara completamente. Esto animó a la banda a escribir futuras canciones como “We Will Rock You” y “Radio Ga Ga”, pensadas exclusivamente para tocarlas en vivo con la participación de audiencia.
Ahora los invito a escuchar esta canción y recordar a aquel inolvidable amor que con su carisma y su sonrisa cambió nuestro mundo, los invito a recordar a aquella persona que con una simple palabra o un beso nos inundaba de las más increíbles sensaciones, los invito a recordar al “amor de nuestra vida”, esté donde esté.
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